Pradhan no es una abogada elegida por quienes han sido secuestrados y confinados en la prisión de Guantánamo, que aunque queda geográficamente en Cuba, es en los hechos un limbo, un territorio sin ley, fuera de la Constitución de los Estados Unidos y de las leyes internacionales. No, es una defensora oficial nombrada y pagada por el Ministerio de Defensa, esto es, el Pentágono. Y ello da todavía más fuerza a su denuncia de ese pozo de iniquidades que ilustra a la perfección la absoluta falta de ética de la potencia que mejor encarna la actual fase del capitalismo financiero, despojado de cualquier vestigio de humanidad. La nota fue publicada ayer.
Alka Pradhan, de visita en Buenos Aires, accedió a una entrevista con Télam
Abogada de presos de Guantánamo dice que EEUU no busca justicia, sino tapar sus propios crímenes
De visita en el país para promover el cierre de la prisión de Guantánamo, la abogada de uno de los cinco acusados por los atentados a las Torres Gemelas dijo que el gobierno de los EEUU no quiere justicia y que pretende mantener en secreto el “juicio penal más grande de la historia” de ese país para “tapar” las violaciones de la ley internacional que ha cometido en 15 años de “guerra contra el terrorismo”. La estadounidense Alka Pradhan, en entrevista con Télam, agregó que temía que los esfuerzos para cerrar la prisión norteamericana pudieran verse socavados por el caso de otro ex preso de Guantánamo a quien también representó y que el mes pasado reapareció en Venezuela tras salir de Uruguay y estar semanas con paradero desconocido.
Al tiempo, Pradhan agradeció a Montevideo por haber acogido a ese ex prisionero hace dos años.
Pradhan cargó además contra el presidente de su país, Barack Obama, por haber incumplido su promesa de clausurar Guantánamo y haber desaprovechado “numerosas ocasiones” para hacerlo, y dijo estar “por supuesto preocupada” cuando escucha al candidato presidencial republicano Donald Trump decir que la prisión “ha sido útil y debe mantenerse abierta y llenarse aún más de terroristas”.
“Los atentados del 11 de septiembre fueron actos abominables que causaron un gran sufrimiento en los Estados Unidos; todos estamos de acuerdo en eso. Pero detener ilegalmente, torturar y recluir a estas personas sin cargos ni las más mínimas garantías es contrario a los principios con los que los Estados Unidos dicen estar comprometidos”, dijo Pradhan sobre los detenidos en Guantánamo.
Con apenas 34 años y una fulgurante carrera académica y un destacado desempeño profesional en la actividad privada, Pradhan es abogada del kuwaití Ammar al Baluchi, uno de los cinco hombres que están siendo juzgados como presuntos organizadores o partícipes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 por cortes marciales estadounidenses muy cuestionadas, llamadas Comisiones Militares de Guantánamo.
Estos tribunales especiales fueron creados por la administración del ex presidente George W. Bush tras los atentados, en 2001, y avalados por ley años después, y su finalidad actual es juzgar a los internos de Guantánamo, la prisión militar ubicada en territorio de Cuba y establecida en 2002 también por el gobierno de Bush para confinar extrajudicialmente a los ciudadanos extranjeros detenidos en la “guerra al terrorismo”.
“Las comisiones militares son un aspecto de Guantánamo que la mayoría de la gente desconoce. Todos saben que algunos hombres asociados con el 11 de septiembre están siendo juzgados”, dijo Pradhan, y recordó que estas cortes son tribunales secretos que actúan en base a evidencia secreta elegida por sus fiscales, que los acusados -todos ellos torturados- no pueden ver y que a menudo se niega a los abogados.
“Ahora, aparte de esos pocos hombres, nadie parece saber cómo es el juicio, cómo son los procedimientos y quiénes son realmente esas personas”, prosiguió la letrada, quien se desempeña como una especie de defensora de oficio designada por el Pentágono, que le paga su sueldo, para representar a al Baluchi, ya que los presos en Guantánamo no tiene derecho a elegir libremente a su abogado.
“Todo esto es fruto de algo deliberado: el gobierno de los Estados Unidos está intentando, por todos los medios, mantener en secreto el juicio penal más grande de la historia del país, y la razón de esto es la gran cantidad de leyes internacionales que los Estados Unidos ha violado al detener a estas personas y confinarlas en Guantánamo”, añadió.
Pradhan dijo que el Ejército estadounidense ha echado mano a todo lo que ha podido para impedir que se haga Justicia rápidamente con los detenidos en Guantánamo, incluyendo haber intentado infiltrar un equipo de defensores con un agente del FBI, y que encima los ha acusado a ellos, los abogados, de demorar los procedimientos y embarrar la cancha con subterfugios.
Agregó que el gobierno y el Ejército han confiscado material legal de su cliente, han instalado micrófonos ocultos en reuniones entre abogados y detenidos en Guantánamo y hasta compartieron más información confidencial con los realizadores de una película basada en los interrogatorios de al Baluchi en cárceles secretas de la CIA, llamada Zero Dark Thirty, que con ella misma, su abogada.
“Mi cliente fue capturado en Pakistán en 2003. Luego estuvo en varios centros de detención secretos de la CIA -él tiene una idea somera, pero no sabemos bien en qué países- hasta que fue transferido a Guantánamo en 2006. En sus interrogatorios, fue torturado, golpeado y metido en agua helada. También le envolvían la cabeza con una toalla y se la golpeaban contra la pared hasta que él sangraba”, contó.
Pradhan contó que ve a al Baluchi, de 38 años, con regularidad en Guantánamo pero que no le han permitido visitar su celda para evaluar sus condiciones de detención, y que su equipo legal está intentando obtener autorización para que el argentino Juan Méndez, relator especial de la ONU sobre la Tortura, pueda hacerlo. “Por lo que hemos oído de él y otros detenidos, los malos tratos y las malas condiciones continúan”, dijo.
Sobre el ex preso de Guantánamo que desapareció de Uruguay y que en julio fue detenido en Venezuela, la abogada dijo que su ex cliente, el sirio Jihad Diyab, “no es ningún terrorista, es esencialmente una persona separada de su familia, una víctima de Estados Unidos, un lisiado que necesita atención médica” y con un estado de salud muy delicado por varias huelgas de hambre que hizo en 12 años en Guantánamo.
“No tengo más que palabras de agradecimiento para Uruguay y entiendo que algunos funcionarios uruguayos puedan sentirse decepcionados con el comportamiento de Diyab. Pero él es una víctima que nunca debió haber sido llevado a Guantánamo en primer lugar, y quiero disculparme con Uruguay en su nombre” luego de que Montevideo aceptara acogerlo como refugiado en 2014 junto a otros cinco ex presos en la prisión en Cuba.
Pradhan agregó que temía que el incidente perjudicara los esfuerzos para trasladar a otros países a los 76 hombres que siguen prisioneros en Guantánamo, algo considerado crucial en los planes de Obama para cerrar la cárcel, aunque destacó que esperaba que no sea así.
En su primera visita al país, Pradhan llegó a la Argentina el martes. Durante su estadía, dijo que tenía previsto reunirse con activistas de derechos humanos y dar hoy una charla en la Facultad de Derecho de la UBA para “generar conciencia” sobre la necesidad de cerrar Guantánamo. Mañana emprende el regreso a los Estados Unidos, pero hará una escala en Colombia para seguir con su campaña en América Latina.
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